La tarea del escritor es metaforizar el mundo, poetizarlo. Su mirada poética descubre las ocultas relaciones amorosas entre las cosas. La belleza es el acontecimiento de una relación. Le es inherente una temporalidad peculiar. Se sustrae al disfrute inmediato, pues la belleza de una cosa solo se manifiesta más tarde, a la luz de otra cosa, como reminiscencia. Consta de sedimentaciones históricas que fosforecen.