Por su capacidad para poner en evidencia el ridículo, pocos recursos artísticos resultan tan eficaces como la caricatura que revela en breves trazos lo animalesco y monstruoso que todos llevamos dentro. Juan José Arreola manejaba este recurso como pocos y en su Bestiario y en sus relatos breves supo esgrimirlo con destreza para señalar nuestras pasiones y defectos y ayudarnos a conocernos mejor.