Esta obra nace de una sospecha y de un reto.
La sospecha: los hombres, a diferencia de las mujeres, apenas hablamos de sexo entre nosotros, y cuando lo hacemos casi nunca somos sinceros.
El reto: ¿podríamos reunir un grupo de hombres que hablaran sinceramente de su sexualidad?
Para conseguirlo, el autor tuvo que recurrir a un buen número de amigas, a sus agendas y a su poder de convicción.
De esta forma consiguió congregar, un buen día de primavera, a doce hombres dispuestos a desnudarse, sexualmente hablando.
La fortuna quiso, además, que se tratara de un grupo variado, con individuos masculinos de diferentes edades y profesiones, y con experiencias vitales en el ámbito de la sexualidad igualmente variopintas.
La obra está compuesta de transcripciones y diálogos del grupo. Es un libro que servirá a muchos hombres para contrastar vivencias y sensaciones, y a muchas mujeres para conocer al fin, de primera mano y a través de una experiencia casi voyeurística, cómo viven realmente los hombres su sexualidad más allá de los tópicos, cuáles son sus dudas y sus temores, sus deseos inconfesados y sus problemas, su forma de sentir el placer y de relacionarse.