La tarea de jardinería, aquella en que se obliga a la naturaleza a adoptar la configuración deseada por el ser humano, se prosigue en un acto plástico que busca llevar el objeto tridimensional a un espacio plano, donde consigue durar a través del efecto logrado con la colocación cuidadosa de pétalos, sépalos, hojas y cálices.