Amanda se ha pasado toda su vida fingiendo.
Finge que no le importa que su madre la obligue hacer de canguro de su odioso hermano pequeño todos los días. Finge que no está dolida porque su «mejor» amiga le robara el novio. Finge que no sigue enamorada de él. Finge que está feliz con su vida.
Nate Lewis es un mimado.
Nate Lewis vive en una casa enorme y siempre ha obtenido lo que ha querido sin hacer el mínimo esfuerzo. Nate Lewis piensa que no es importante para nadie.
Cuando el destino los lleva a tener que fingir que están saliendo juntos, Amanda descubre que Nate es también la primera persona con la que puede ser ella misma, con la que no tiene que fingir. Y Amanda es la primera persona con la que Nate se siente especial, importante.
¿El problema? Ya están fingiendo. Fingiendo amor.