Rojo y Oro

Un mundo en el que la familia no signifique nada, un mundo en el que se ha de vivir sola y calculando de dónde podrá venir la siguiente traición, es un mundo en el que yo nunca querría vivir.

Ambos sabemos que alguien dispuesto a hacer un trato es alguien que no va ganando, después de todo. O que encuentra demasiada resistencia en su camino

Mi cabeza es el último refugio que tengo. El único lugar en todo el Universo en el que puedo ser realmente libre, hasta que consiga cambiar mi suerte.

Quizá algún día solo quede eso. Y entonces te saludaré, y te diré que tenías razón, y te permitiré que me arrastres y quizá ya nadie pueda salvarme. Pero todavía me queda una cosa.

—¿Qué…?

—Todavía me queda esperanza.

Esperanza por mí. Por mi futuro. Por las mías. Por nuestro hogar. Esperanza por recuperar lo perdido. La esperanza de luchar.

tristeza. La pena más profunda, la que encoge el alma y te hace creer que nunca podrás recuperarte. La que te ancla a la realidad y a la oscuridad al mismo tiempo, como cadenas invisibles que cortan tu capacidad de volar tan lejos como quieras. Es la tristeza de la desesperanza, del futuro arrebatado, de la seguridad de que solo queda pesar.

La libertad es algo que nadie debería tener derecho a arrebatarnos.

lo que ocurre con todas nuestras leyendas: todas tienen una base cierta, pero pronto se olvida la verdad.

lo que ocurre con todas nuestras leyendas: todas tienen una base cierta, pero pronto se olvida la verdad.

Los dioses, al fin y al cabo, son criaturas egoístas que solo saben de bondad cuando esta les dispensa honor y gloria.

La suerte es un pobre consuelo para aquellos que no tienen a los dioses de su parte.