Diez Mujeres

cuando ella -la vida- venga a buscarme, esté donde esté, no me encuentre vencida.

«Ya que no podemos cambiar la realidad, cambiemos la conversación»

Es raro que la tendencia en el mundo global sea la de acentuar identidades, eligiendo la que más te margina -identidad gay, de raza, de discapacitado-. Me impresiona cómo corremos todos a adherirnos a nuestro grupo, haciendo hincapié en lo que más nos diferencia de los demás. Para hacernos iguales.

Por ahora, me quedo en mi torre de cristal, con la luz y el sol en la cara, esperando que la vida diga lo que tiene que decir. Lo importante es que, cuando ella -la vida- venga a buscarme, esté donde esté, no me encuentre vencida.

Me encanta poder transformar a otro, aunque sea por un momento, nomás.

color negro, por ejemplo. Todo es negro en mí. Mi pelo, azabache. Mis ojos, carbones. También mi ropa. Me rodeo del negro porque tiene fuerza.

El interés por el acontecer político es parte de mi ADN, no me libro de él.

Entonces me digo: ¡abolir la cantidad de obligaciones sociales-maritales! Ya cada ser humano tiene bastante con las suyas, pero ¿además tomar las de la pareja como propias?

Los hombres sienten que son muy viriles por «superar los problemas solos». Solos significa sin remedios ni terapias. Consideran una gran aventura de la masculinidad enfrentarse a sus problemas sin la química. ¿De dónde vendrá tamaña estupidez? He escuchado a hombres relatar lo orgullosos que se sintieron por salir de una depresión solos, por su cuenta. ¿Cómo no entienden que la química puede ser la salvación, que una pastilla al día, una estúpida y pequeña pastillita, puede descorrer los velos negros que tapan el sol?

Niña-bien-rebelde-abandona-clase-social-para-hacer-la-revolución. ¡Soy de manual! Y