Theodore Farraday, uno de los mejores mayordomos de Londres, viaja con su patrón a Kenia, para acompañarlo a practicar su deporte: la caza de animales. Allí su patrón tuvo un desafortunado accidente al intentar cazar rinocerontes y fue aplastado por dos de ellos. Farraday quedó a salvo gracias a la ayuda de dos cazadores. Envió a su patrón a un sanatorio y cuando había decidido regresar a su tranquilo apartamento en Londres, fue contratado como mayordomo por sus salvadores. Los salvadores eran dos niños de menos de trece años, Diana y Aquiles Astorga. Farraday acompaña a sus nuevos patrones a un extraño evento al que son invitados los más destacados cazadores, investigadores, domadores, coleccionistas y expertos en animales; pues un millonario apasionado de la caza, que había muerto, dejó su herencia al que demostrara ser el mejor cazador del mundo. Para otorgar la herencia, se organizó un concurso donde el ganador sería el que cazara la presa más rara con el método más original. A partir de este evento Diana, Aquiles, Farraday y el señor Udo van en busca de Adam Bayard, un viejo profesor jubilado quien asegura tener las pruebas que demuestran que el ser humano no es el único animal racional sobre la tierra. Así emprenden un largo viaje a la zona prohibida en Lo Matang, Nepal, para intentar cazar un demonio con supuesta inteligencia. Farraday, Diana, Aquiles, el señor Udo y el profesor Bayard son cazados, maltratados y sometidos a cautiverio como animales en la Ciudad de las Esfinges. Primero llegan a un mercado en el que los venden para distintos fines: a Diana y al profesor los ponen en engorda para que sirvan como alimento; a Aquiles, por su conducta violenta, para trabajos forzados, al señor Udo para que actúe en un circo y a Farraday como la mascota de una niña lemuria. Farraday logra escapar y se auxilia de un investigador lemurio, llamado Eewon, para hacer un juicio y demostrar que los seres humanos son inteligentes; sin embargo, al ver que el jurado cambiará su veredicto deciden escapar junto con Eewon. Finalmente, después de regresar de la Ciudad de las Esfinges, se presentan al concurso y ganan el premio por haber cazado al lemurio. Pero, al igual que a ellos les sucedió, los humanos no aceptan que haya otros animales inteligentes.