Una novela profundamente cruel. La muerte, la desesperación y la desesperanza habitan en todos los rincones. Los personajes están en una rueda sin fin, condenados a trabajar en aquello que los mata lentamente, tanto en cuerpo como en espíritu. El narrador parece relatar los hechos sin inmiscuirse, casi desde la indiferencia, pero dispuesto a contar los detalles más grotescos.
Una muestra de la condición más baja del ser humano. La insensibilidad se mezcla con la pequeña pizca de esperanza que los protagonistas albergan: disfrutar la vida y soportar el fuego y el ambiente salvaje con el que luchan, pero que, inevitablemente, los terminará acabando.