La lectura de esta vigorosa novela puede ocasionar muchas interpretaciones. Para algunos será una apasionante narración morbosa. Para otros, una novela poéticamente pornográfica pues no en vano todos los actos heterosexuales sor, descritos por medio de metáforas musicales y los homosexuales sirviéndose de metáforas animales. Para algunos más, una obra maestra de la estructura literaria contemporánea, que permite a cinco mujeres contar, en 77 breves capítulos, la afrodisiaca historia de cómo se rompe el letargo en un pequeño pueblo del pie de monte vallecaucano durante la celebración de la fiesta anual de su santo patrono, El Divino Ecce Homo. Para los asiduos lectores de la literatura latinoamericana, la ingeniosa utilización de una trama novelística en la presentación cruel, pero humorística, de la influencia y proyecciones de los nuevos ricos colombianos, de los dueños de las fortunas vertiginosamente hechas y de sus estrambóticos resabios a la hora de gastar el dinero, de comprar conciencias, de adquirir por unos fajos de billetes la verdad oficial, el amor o la muerte. Para cualquier lector, de cualquier parte del mundo, una prodigiosa y muy bien urdida novela, llena de anécdotas sexuales y situaciones dramáticas, de tensiones y conflictos palpitantes, alrededor de la bellísima y desconcertante humanidad del narcotraficante Mauro Quintero, a quien llaman «el divino»…