Canción dulce

Nos sentimos en soledad estando con niños. A ellos les da igual los contornos de nuestro mundo. Intuyen su dureza, su negrura, pero no quieren enterarse.

Solo seremos felices, se dice, cuando ya no nos necesitemos unos a otros. Cuando cada cual viva su propia vida, una vida que nos pertenezca, en la que nadie interfiera. Cuando seamos libres.

Intentaba leer algo en ese semblante abatido, esa piel seca donde las arrugas habían cavado arroyuelos.

También es porque está convencida de su deber como madre de fijar esos instantes, poseer la prueba de la felicidad pasada.

También es porque está convencida de su deber como madre de fijar esos instantes, poseer la prueba de la felicidad pasada.

tarde, Louise se despierta sobresaltada. Se ha quedado dormida con esa especie de sueño pesado del que uno emerge triste, desorientado, con el vientre lleno de lágrimas

Soñaba para su hijo con otro tipo de mujer, más dulce, más deportista, con más fantasía. Una chica que le gustara la naturaleza, las caminatas por la montaña y que no se quejara de la incomodidad de esta encantadora casa

Eso, lagrimitas! Miradla. Llora y hay que compadecerla porque es incapaz de oír las verdades»

Por su culpa, le decía, esos niños eran insoportables, tiránicos, caprichosos

Desearía ampliar el horizonte de esos críos destinados a un futuro de gente correcta, servil y, a su vez, autoritaria. Unos miedicas