Cuando conoces a alguien que tiene la nariz grande, puede que pienses que es un narizotas pero no se lo dirías directamente, ¿verdad? Porque eso sería grosero, ¿no es así? Bueno, pues Mr. Grosero dice siempre todo lo que piensa. «¡Narizotas!». Pero la cosa no termina ahí. Al menos no para Mr. Grosero.