VUELO NOCTURNO, el segundo libro de Saint-Exupéry, tiene un especial interés para nosotros porque sus vuelos, salvo contadas excepciones, se desarrollan en cielos argentinos. La obra es dedicada a una gran figura, la del jefe de la Aeropostal, Didier Daurat, personificado por Rivière. Transcurre en la línea patagónica de la Aeropostal, aquel gran logro del aviador y escritor, que unía Bahía Blanca y Río Gallegos con seis escalas intermedias. El libro abunda en magníficas descripciones de ciudades pequeñas de nuestro país y también del aterrizaje nocturno en Buenos Aires, que ya entonces “… llenaba el horizonte con su fuego rosáceo y, muy pronto, brillaría con todas sus piedras como un fabuloso tesoro”. También, observa con admiración la Cordillera de los Andes, a la cual las nieves invernales habían llevado la paz “como los siglos a los castillos muertos”. El relato incluye la tragedia del último vuelo de Fabien y el enfrentamiento entre Rivière y Simone, la mujer del piloto. Tema complejo, sin soluciones simples, que muestra las razones de ambos personajes y la hondura de sus dolores. Todo desde la perspectiva humanista de Saint-Exupéry, que concluiría recién con Ciudadela.