El último graduado

Pero, durante un momento, la sentí: la Escolomancia había hecho todo lo posible por nosotros, unos capullos desagradecidos, nos había dado todo lo que tenía, como ocurría en ese horrible cuento sobre el árbol generoso

la gente vomitaba —de manera eficiente, habíamos practicado mucho—,

No necesitaba tener aún más cosas que arriesgar

Lake, no sabes cuánto te odio. —Y apoyé la cabeza contra su hombro con los ojos cerrados

Lake, ni se te ocurra —dije, horrorizada, cuando caí en la cuenta de lo que estaba tratando de decir, pero ya era demasiado tarde.

Todos somos personas, y algunas son miserables y otras, felices, y tú tienes el mismo derecho a ser feliz que cualquiera de ellas, ni más ni menos

pero eso fue culpa de él por haber elegido desahogarse conmigo

Nadie excepto yo, y yo debía salvar a todos los demás, a todos menos a él.

Me quedé sin mi hermana, así que te tengo a ti.

No iba a atravesar las puertas. No pensaba marcharme hasta que todo el mundo hubiera salido