Me acuerdo de ese amor de vez en cuando, y cuando lo hago, la imagen que me viene a la cabeza es la del sol descomponiéndose y volviendo a recomponerse en las aguas de una ciudad extraña, y yo estoy allá, en mitad de la ciudad, colocada del aire que respiro y riéndome sola con una sonrisa en la cara y, en el bolsillo, un billetero todavía lleno de billetes nuevos y limpios.