En el ambiente misterioso de una perdida aldea de Las Alpujarras, donde parece flotar todavía la magia de los antiguos dominadores musulmanes, una joven forastera vive una extraña, desmesurada y desesperada historia de amor con un hombre al que apenas conoce y que reside en la lejana Barcelona. Éste es, en síntesis, el hilo narrativo de El silencio de las sirenas, la obra ganadora del III Premio Herralde de Novela.
Aunque el personaje central y su pasión sean sublimemente románticos, Adelaida García Morales cuenta esta historia por medio de la voz interpuesta de María, la maestra del pueblo, lo cual le permite establecer una medidísima relación de distancia y, a la vez, complicidad con los hechos contados y demuestra que es cierto lo que ya se intuía tras la lectura de El Sur seguido de Bene: que nos encontramos ante una narradora, de una sensibilidad exacerbada, dotada de un talento muy personal. Con esta historia apasionada, Adelaida García Morales no sólo confirma la calidad de su obra, sino que da un paso adelante que la sitúa entre las más interesantes revelaciones de la narrativa española de los años ochenta.