Durante los últimos años del gobierno encabezado por Porfirio Díaz, la política mexicana adquirió, sobre todo en las formas, pero también en el fondo, las características propias de la política cesarista. Un formato que tanto a Díaz como a sus colaboradores más cercanos les resultaba muy conveniente, pues a través de él, no sólo se favorecía el control interno sobre la política del país, sino que este permitía situar a México en el panorama de las naciones modernas, ya que el cesarismo se había convertido, durante la era del imperio, en una de las formas más emblemáticas de pensar y hacer la política, como señalaron durante aquellos años autores como Max Weber, y como quedó presente en sus prácticas cotidianas en países como Alemania o Estados Unidos. Dado que entre los elementos más significativos de este tipo de gobiernos se encuentra la movilización ciudadana mediante sofisticados sistemas rituales, así como el fomento del nacionalismo, esta investigación toma como objeto de estudio las cinco principales conmemoraciones nacionales que se celebraron durante este periodo, cuya ejecución jalonaba el año litúrgico cívico mexicano. Dichas conmemoraciones son analizadas tanto en su puesta en escena como a través de los discursos -oficiales y oficiosos— pronunciados con motivo de sus sucesivas celebraciones, lo cual permite un acercamiento a las percepciones que los distintos actores políticos y sociales tuvieron de ellas. Aunque cada una de estas conmemoraciones aludía a un episodio histórico determinado y activaba un conjunto de valores específicos, lo que se propone en este trabajo es que todas en su conjunto contribuyeron a apuntalar la imagen cesarista de los últimos años del gobierno porfiriano.