la belleza consiste en magnitud y orden, por lo cual no puede resultar hermoso un animal demasiado pequeño (ya que la visión se confunde al realizarse en un tiempo casi imperceptible), ni demasiado grande (pues la visión no se [40] produce entonces simultáneamente, sino que la unidad y la totalidad [1451a] escapan a la percepción del espectador, por ejemplo, si hubiera un animal de diez mil estadios); de suerte que, así como los cuerpos y los animales es preciso que tengan magnitud, pero ésta debe ser fácilmente [5] visible en conjunto, así también las fábulas han de tener extensión, pero que pueda recordarse fácilmente. 57