en México y América Latina, por no generalizar al resto del mundo, el acceso al aborto seguro y legal como medida de salud pública suele pasar a segundo plano debido a la preeminencia en los medios masivos de difusión y en los foros públicos de fuerzas políticas que destacan, no los derechos de las mujeres, sino supuestos derechos del cigoto-embrión al que, desde doctrinas como las que postulan la Iglesia católica y diversas Iglesias cristianas, o desde el jusnaturalismo, se pretende atribuir la condición de “persona” a la que corresponderían una serie de derechos “inherentes