Ignorar que se es mortal es muy cómodo. Un hombre no goza de esa comodidad, es el único ser viviente que concibe la muerte, que sabe qué es. Los demás mueren sin saber, que es como todo ser viviente debería morir: sin saber, sin saber nada de la muerte. Y, sin embargo, un cerdo chilla y el hombre, a veces, tiene que cerrar la boca. A veces…