Valentía

“Te acostumbraste tanto a ser una sombra, que se te olvidó que un día fuiste el sol.”

Si supieras el valor que tienes, ya no buscarías excusas para quedarte: te amarías de tal manera que ya nadie podría lastimarte.

Nada es para siempre y, por muy difícil que sea todo esto, solamente es cuestión de tiempo

Me vestí de esperanza
Y entonces dejé caer mi pasado por el abismo del olvido.

Colgué mis fracasos como las más hermosas medallas.

Utilicé mis cicatrices como manual para hacerme fuerte.

Me desprendí de rencores y desilusiones.

Me vestí de esperanza y al fin pude

ser libre

Duele menos una despedida que sentirse miserable en compañía.

Aquí lo único que vale es que te sanes, que te vuelvas invencible, más fuerte que antes.

Y me prohibí llorar por mi pasado, habitar en corazones desechables.

Ya no me martirizo por lo que hizo ni me pregunto: «¿Por qué no me quiso?». He comprendido que nada es eterno y que el mundo no se acaba por un amor deshonesto.

Es normal

No te preocupes,
es normal que después
de todo lo que has pasado te duela sonreír.
Es normal que no quieras ver a nadie, que te sientas vulnerable y solamente quieras dormir.
No es fácil superar tantas cosas, pero ya tendrás tiempo de sobra para sanar, para ser feliz, para volver a amar.

No crea usted que yo siempre he sido fuerte: en el camino uno aprende.

Hoy me doy el lujo de ser valiente.