«Voy a comer.» Con esta escueta frase arranca este libro sobre la comida. Sobre la comida y la vida, la comida y los recuerdos, la comida y la literatura. No es esta una narración sobre alta gastronomía, ni contiene recetas elaboradísimas y rebuscadas, ni habla de chefs mediáticos. Este libro se desarrolla alrededor de un modesto cocido que la protagonista se dispone a comer en su casa.
Y, a partir de ese plato humilde y tradicional, los sucesivos capítulos nos hablan de la tienda de barrio que vende comida preparada, de los ingredientes del cocido –las carnes, las legumbres, las verduras…–, del agua y el vino y el pan que lo acompañan, del mantel y los cubiertos, de las aceiteras y de la sal, del proceso de cocinado y de las mujeres que preservaron y transmitieron el saber culinario de generación en generación… Y a través de todos estos elementos la autora se adentra en la vida cotidiana, en los recuerdos de infancia y de más allá de la infancia, en las páginas literarias en las que la comida es protagonista…
El resultado es un texto que maravilla sin levantar la voz, que emociona sin necesidad de acudir a pirotecnia estruendosa, que atrapa la vida sin envolverse en ostentosas piruetas. Un libro bellísimo en su aparente sencillez, sabroso como el plato de comida alrededor del cual está escrito.