TERAPEUTA: ¿Enamorada estabas?
ANA: No (silencio), quizá esto también sea esa tristeza que llevo dentro. Nunca me he dejado, no me he dado la oportunidad de enamorarme; no sé por qué, no sé…
T.: Parece que no te lo has permitido.
A.: No, no me lo he permitido.