El quisquilloso profesor y detective aficionado Gervase Fen ha abandonado durante el verano su amada Universidad de Oxford para acudir al pueblo costero de Tolnbridge, donde planea pasar tranquilamente sus vacaciones. Va armado con una red para insectos, ya que piensa dedicarse al arte de la entomología. Pero la calma y el sosiego duran poco. La villa está consternada por el misterioso asesinato del organista de la catedral. El músico en cuestión no tenía ningún enemigo conocido y su labor en la iglesia era inofensiva, así que la policía no es capaz de dar con un sospechoso. ¿Se tratará acaso de la conspiración de unos espías alemanes? ¿O tal vez de la consecuencia de los aquelarres que, según se rumorea, llevan practicándose por esos lares desde el siglo XVII?
Tan ingenioso como Agatha Christie y tan hilarante como P. G. Wodehouse, Edmund Crispin, uno de los maestros de la novela de detectives inglesa, nos presenta en “Asesinato en la catedral” un nuevo misterio lleno de personajes excéntricos, fantasmas que no lo son, adolescentes aficionadas a las misas negras y espías nazis.