Al terminar de leerlo, me dejó una sensación de querer coméntar con todos este excelente libro.
La familia es la médula que da estructura a la narración.
Desde la óptica de una niña, conforme avanza la lectura se convierte en mujer que afronta la muerte, la soledad, la insuficiencia para la pareja, y caer nuevamente en el seno de la familia.
No podía dejar de proyectarme en algunos pasajes, por mis hijos, por mi esposa, por las experiencias cotidianas que nos arrojan al filo de una muerte cercana, y que nos hacen amar con fuerza lo nos da la vida.
Me encantó.
No se porque llore tanto con este libro, de verdad es hermoso
Tenía tiempo sin que una novela me enganchara tanto. Hay algo en ella que te abraza mientras te estruja, que te inyecta el veneno pero también lo absorbe. Soy mala reseñando y no ahondaré mucho, pero debo decir que no la recomiendo si vienes fragil de haber sufrido una pérdida, porque al final la novela trata de eso, de finales y venenos y cómo no podemos librarnos de ellos.
La familia como veneno y antídoto para todo lo que vivimos y morimos a través de ella. Abril Castillo nos comparte como a raíz de la muerte por envenenamiento de un tío, su familia se encerró en ese dolor sin hablar, sin mencionar y como esos silencios la persiguieron y afectaron hasta su vida adulta. Un relato simplemente conmovedor y profundo.
Habla sobre la familia, el desamor, las relaciones y sus venenos. Es un libro muy íntimo y doloroso aunque solo te identifiques parcialmente con la historia (o con toda). Me gustó mucho la forma de escribir de la autora.
Me encanta que mi primer libro del año me haga sentir identificada con la historia, me haga pensar, recordar, llorar mentalmente. Me ha gustado mucho este libro. Definitivamente quiero escribir una reseña más a profundidad sobre él.
Abril es una gran contadora de historias. Sentí que todo el tiempo estuve ahí, viendo todo, no leyéndolo. Gran libro, gran escritora y una gran historia.
Me sorprendió leer esta novela, no tenía ninguna expectativa. Llegué por curiosidad. No había oído siquiera nombrarla. ¡Vaya sorpresa. Me conmovió la forma de narrar, siempre me han gustado los textos con tintes autobiográficos, historias de familia, misterios que se esconden o desvelan al correr de las páginas. Crecer con la narradora, sufrir sin saber que se está sufriendo la pérdida física o emocional de alguien. Tener amores que están y no están, que huyen pero regresan para hacernos explotar de felicidad, de placer, pero también de llanto. Vivir la vida de alguien más que, al mismo tiempo, es la nuestra. Me encantó.
Por fin pude leer Tarantela, me hizo pensar en los pequeños duelos cotidianos que no logramos sanar del todo pero también en esa ermandad que como ella narra, nos salva.
Es un libro muy bonito. Me llama la atención la forma en que separa los párrafos. La verdad me llegó mucho al corazón, es tan personal que lo sentí muy cercano a mi.