Pero ninguna se podía comparar con lo que descubrí ese día: el ajolote mexicano. Simplemente, maravilloso y único. Nunca había visto algo así. No parecía de este mundo…
Quedamos los tres cautivados por este anfibio que, a simple vista, parece un renacuajo gigante. De repente me encontré con que no me quería ir del zoológico hasta que nos explicaran qué animal era ese. Parecía de ciencia ficción no sólo por su extraña apariencia sino por su nombre. Nos explicaron que axolotl es su nombre en náhuatl, la lengua de los antiguos aztecas y que significa monstruo de agua. Decir sólo eso del ajolote no es suficiente y lo hace parecer un animal grande y ¡no lo es!