POZZO.— (Repentinamente furioso.) ¿No ha terminado de envenenarme con sus historias sobre el tiempo? ¡Es insensato! ¡Cuándo! ¡Cuándo! Un día, ¿no le basta?, un día como los demás, se volvió mudo, un día me volví ciego, un día nos volveremos sordos, un día nacimos, un día moriremos, el mismo día, el mismo instante, ¿no le basta esto? (Más reposado.) Dan a luz a caballo sobre una tumba, el día brilla por un instante y, después, otra vez la noche. (Tira de la cuerda.) ¡En marcha!