Una mujer corre

Lo que se calla se olvida. Hasta que ya no es. Desaparece. Muere.

El deporte es con dolor. El que no está preparado para el dolor no puede entrenar

Haile Gerbreselassie dice: «En la maratón como en la guerra necesitas de un general y un soldado, el general es la mente, el soldado es el cuerpo».

Soy ingenua. No soy ingenua. Estoy ingenua. Atontada.

No se repara. Se esconde. Para qué me voy a operar. Así estamos bien.

¿Sufre? Aquello que la avergüenza vuelve a sonrojarla cuando lo piensa. Le gustaría borrar la imagen.

Ni mira el suelo que pisa. Conoce cada centímetro de la vereda, cada pozo, cada bajada de cordón. Trote monótono, repetido. Sin esfuerzo. Podría apretar el paso, duplicar el ritmo. No lo hace. No lo necesita.

muerte te ordena la vida. La pone en escala. A quién le importa si mi mamá es culpable. De qué. La identidad no se roba. ¿Qué identidad? Debería ser algo preexistente.

Para eso corro, para limpiarme por dentro.

En la ficción cada cosa se coloca sola en su lugar. En la vida, nada cambia. En la vida real nada cambia después del diagnóstico.