El propio dios era un ladrón. Robó Quetzalcóatl los huesos depositados en el Mundo de los Muertos, y con ellos creó a los hombres, regando los huesos molidos con la sangre de su pene; después, del monte Tonacatépetl robó el grano de maíz con el que alimentaría al género humano, y raptó a la diosa Mayáhuel, en una aventura que dio como resultado la creación del pulque, bebida que daría la felicidad a sus hijos. Robos de maíz y pulque, como los que se atribuyen al