Desde La pasión según G.H. de Lispector o El beso de la mujer araña de Puig, hasta 2666 de Roberto Bolaño, pasando por las reescrituras de los mataderos en la cultura argentina o por las corporalidades inhumanas de João Gilberto Noll, “lo animal”, dice Gabriel Giorgi, emerge como un artefacto que permite leer un reordenamiento más vasto.
Formas comunes analiza el cambio de lugar del animal en la cultura como indicador de un desplazamiento clave: el animal empieza a funcionar de modos cada vez más explícitos como signo político.
Un cambio en la gramática de la cultura que ilumina, a la vez, los ordenamientos biopolíticos que asignan a los cuerpos lugares y sentidos en el mapa social y que trazan la distinción entre vidas a proteger y vidas a abandonar.
Un estudio tan elocuente como actual de una de las figuras más destacadas de la nueva generación de intelectuales latinoamericanos.