¿Por qué seguimos leyendo los escritos de Beatriz Sarlo sobre literatura argentina? ¿Por su condición de voz autorizada para repensar nuestro canon nacional, ese corpus selecto que genera aceptación pero también enconos? ¿O más bien porque encontramos en sus textos, cada vez que volvemos a ellos, una lectura generosa en recursos de interpretación, una lectura que va más allá de la crítica literaria entendida como un metalenguaje que descifraría las claves de una obra? Bajo la mirada de Beatriz Sarlo, un libro de poemas, una novela o un ensayo nunca pierden su espesor propio, pero empiezan a dialogar con el clima de época, con el resto de los discursos sociales y los consumos culturales, con las condiciones de escritura, con la posición estética e ideológica de cada autor, con sus ambiciones y sus búsquedas, con los lectores que imagina o desea.
Estos textos –escritos entre 1980 y la actualidad— pueden leerse como el desarrollo y el drama de la formación de un país. De Sarmiento y el origen de la cultura argentina a la consolidación de la profesión de escritor, del carácter cosmopolita y criollo de Borges a la poética inigualable de Saer, de Tizón a Fogwill, de Victoria Ocampo a Juana Bignozzi, de Sergio Chejfec a Alejandro López, Romina Paula y Washington Cucurto, la autora dibuja el mapa de la literatura escrita en la Argentina desde el siglo XIX hasta nuestro presente. En combate contra el conformismo y los lugares comunes de la crítica, su escritura encara figuras indiscutidas y escritores minoritarios, temas censurados y aspectos soslayados, desagravios y lealtades.
Ejemplo activo de toma de partido y de memoria, Escritos sobre literatura argentina reúne la producción de una intelectual empecinada en comprender las relaciones entre la literatura, la cultura popular y la sociedad.