os filósofos de la naturaleza tampoco creían tener que expresarlo todo en números para que fuera considerado «científico». La aritmética, por ejemplo, era muy práctica para realizar sumas al comprar o vender, pesar los artículos y cosas así. Las primeras menciones al ábaco, un artilugio con bolas deslizantes insertadas en cables con el que quizá hayas aprendido a contar, datan de finales del siglo XVI, aunque es probable que se inventara antes. El ábaco permite contar y sumar con más rapidez, y también restar, multiplicar y dividir.
Los números también se utilizaban par