Proyecto Manhattan

La bomba es una puerta abierta
que nadie puede cerrar. Robert
la dejó así, de par en par, al irse
y se metió el desierto hasta la sala.
El átomo se romperá
como se rompen las varas secas
debajo de las pezuñas de los caballos.

Mi abuela me enseñó cómo
olvidar a Dios: se acostó
bajo tierra
y no se levantó nunca.
De marzo a negro,
del dicho al hecho.
El olvido empieza y no termina.
En este lugar todo es idéntico a sí mismo
o casi.

Cada latido de mi corazón vuelve mi corazón en contra mía.

Pronuncio mis recuerdos en reversa. Me desahucio.

Te esperé en el borde de la última hora

tienen su marialuisa de agobio,
su tuétano de desamparo,

hasta los días felices
cuando no duele sonreírle a los otros

No es de extrañar que todo sea de espléndida belleza: es el pasado.

, la lluvia atenuaba la última esquina del otoño contra el vidrio

Quise vivir, quería: