El trabajo de Cardona y Bowden, junto con el de otros reporteros como Ignacio Alvarado, recibe escasa atención mediática si se les compara con los libros de periodistas que, como en el caso de Diego Enrique Osorno, Anabel Hernández y Alejandro Almazán, por mencionar a los más visibles, reproducen la lógica oficial que insiste en que la violencia es el producto directo de una supuesta lucha de cárteles que dominan en ciertas zonas del país y que sobrepasan el poder del Estado. Contra la opinión de reconocidos periodistas legitimados por los propios discursos oficiales, el trabajo de Bowden y Cardona es en efecto lo más cercano a una herejía periodística que refuta el credo de los cárteles que suscribe la mayoría en México.