El filósofo es, entre otras cosas, quien puede prescindir de estos elementos nocivos que provienen de su entorno político y volverse, viviendo ocultamente, todo lo autosuficiente o autárquico que un hombre es capaz de ser. No obstante, repitamos que esto no significa que el sabio epicúreo aspire a vivir en soledad, sino que su vínculo social o intersubjetivo fundamental ha dejado de ser el político para volverse fundamentalmente filial a través de la amistad. (21)