Un malestar indefinido

Esta es la cura para el insomnio: nada es inamovible. Todo pasa, también el insomnio. Un día, cuando hayas acabado con él, perderá su asidero y desaparecerá, y tú te dejarás arrastrar cada noche por el sueño, sin acordarte de que hubo un tiempo en que eso te resultaba imposible

Porque es de sabios entender que a veces somos la causa y los provocadores de nuestras propias corrientes y mareas, que creamos en aguas tranquilas

¿Qué se supone que debemos hacer con la vida? Hay tanto sufrimiento –el mío es un minúsculo puntito en una vasta extensión– y tantísima gente sufre mucho más que yo. ¿Qué es lo que nos hace mantenernos erguidos incluso cuando nos sentimos condenados? ¿Qué es lo que hace que sigamos poniendo un pie delante del otro o que contemplemos la mancha azul pálido de las endrinas y nos recuerde una verdad que ni siquiera tiene nombre? ¿Qué es? No soy yo. No soy yo quien decide subir la colina cada mañana, sino más bien algo irrefrenable a lo que tendremos que llamar vida, la propia vida, una fuerza que actúa con independencia de mi cerebro, mi cuerpo y mi mente. No sé qué es.

Es como si cayera en la cuenta de lo inútil que es todo en este mundo, excepto las cosas que dejan de ser inútiles en cuanto son tocadas o devoradas por él.

Sientes el peso de la vida. A veces excesivo, insuficiente en otras ocasiones, con sus altos y bajos, con un aguijón en la cola. La muerte. No quieres crear y amar algo que morirá.

«madre» es una palabra rara, suena a roca, no quieres ser una roca, sino más bien moverte, fluir o flotar, no quieres cargar a otro con el peso de la vida

Ya tengo el cráneo lo bastante dañado para el resto de mi vida

La mente es una cárcel. Y cuando escribimos, el ruido se destila y se transforma mediante la alquimia, y el yo encuentra una salida y creo que eso es el amor: la huida del yo del yo.

Escribir me ha salvado la vida

Mi yo es un yo que solo puede entenderse a través de fragmentos. Mi yo está roto en mil pedazos. Me miro al espejo y no me reconozco. Leo lo que he escrito y es como si me presentasen a mi alma. Cada vez como si fuera la primera, no siempre me gusta lo que veo.