Necesitaba palabras, montones de palabras en las que pensar mientras trajinaba durante el día. Y no quería nada que fuera afectado. Nada que tuviera que ver con esas lenguas romances. Quería palabras sucintas, llenas de sentido común. Pensamientos para llevar debajo de los míos. Permitir, expresar, juramento, prometer, consternación, sustancia, salpicar, aplacar. Me gustaban esas palabras. Me gustaba decirlas. Todavía me gusta.