«De este modo arrasa con la espada, el hambre y el cautiverio no solamente la Spania Ulterior, sino también la Citerior […] Arruina hermosas poblaciones, entregándolas al incendio, condena al suplicio a los ancianos y a los potentados, mata a puñaladas a los jóvenes y niños de pecho, e infundiendo de esta manera en todos el terror».
Con estas terribles palabras describía la conquista islámica de la península ibérica, de Spania, el anónimo redactor de la Crónica Mozárabe, coetáneo de los hechos. Una conquista que culminaba la expansión hacia Poniente del pujante islam, un proceso que había comenzado menos de cien años antes y que había llevado a los seguidores del Profeta a extender su fe y sus dominios desde el Atlántico hasta el corazón de Asia. Y, como cualquier conquista, se hizo por la espada y acarreó hambre y cautiverio.
Yeyo Balbás, investigador experto en el periodo y autor de novelas históricas como El reino imposible –que precisamente versa sobre la caída del reino de Toledo–, Pax romana o Pan y circo, escribe, con oficio de historiador y prosa de novelista, una documentada y completa narración del final de la Spania visigoda y del proceso de implantación musulmana. Frente a los relatos tradicionales, a menudo ideologizados, lastrados por una lectura acrítica de las fuentes o con un foco muy cerrado en la península ibérica, esta obra integra la conquista dentro del proceso de expansión islámica por el Mediterráneo, un análisis global que precede y proporciona muchas claves para entender lo que aconteció en la Península tras la –mal llamada— batalla de Guadalete.
Espada, hambre y cautiverio. La conquista islámica de Spania hace hincapié, además, en las cuestiones bélicas, habitualmente ausentes en la historiografía, y cuyo estudio es necesario para explicar lo que fue una ocupación manu militari. Se analizan ejércitos y combatientes, estrategias y tácticas, aunando una renovada lectura de las fuentes con los aportes que proporciona la arqueología, para iluminar aspectos como el cruce del Estrecho, el derrumbe cual castillo de naipes del reino godo o la resistencia en las montañas asturianas, con la batalla de Covadonga, de la que acaso este año –dudas penden sobre su datación— se cumplen mil trescientos años. Porque hasta allí llega este libro, hasta explicar cómo un «asno salvaje» llamado Pelayo pudo articular un foco de resistencia en el septentrión peninsular que constituyó el germen de lo que ha venido a llamarse Reconquista.