Hugo y Alexia llevan un par de meses viviendo juntos, tienen planes para el futuro y sus vidas son lo que siempre imaginaron que serían: perfectas, ordenadas y exitosas. O eso creía Alexia, hasta el momento en que se encuentra frente a su tarta de cumpleaños a punto de soplar las velas y descubre unos ojos azules clavados en ella.
Alexia no tiene idea de quién es ese hombre, pero lo que desprende su mirada, lo que le hace sentir, la impulsa a desear una sola cosa: a él.
Leo, ese desconocido, acepta hacer realidad su deseo y Alexia acabará zambulléndose en su vida, obteniendo mucho más de lo que jamás se atrevió a imaginar.