J.C. fue víctima de bullying casi toda su vida, y especialmente en la secundaria. Los daños físicos y psicológicos sufridos, la pérdida de sus seres queridos y la falta de protección de parte de las autoridades desarrollaron problemas emocionales graves en su mente frágil. A pesar de su coeficiente intelectual altísimo de 135, que lo cataloga como un ser de inteligencia superior, no puede evitar transformarse en una persona del mal. Cuando pone el cronómetro en cero, el asesino dentro suyo comienza su juego. Un juego llamado matar.