Rudyard Kipling no escribió más que una novela, y ni siquiera la escribió solo, sino en colaboración con su cuñado y agente, Wolcott Balestrier. No obstante, los relatos que escribió se cuentan por centenares, y entre ellos hay un puñado digno de figurar por derecho propio en las antologías más exigentes del género.
Los cuentos de Kipling son, como quiere Ricardo Piglia, cuentos con lomo y con vientre, cuentos de doble lectura. Encierran a veces toda una literatura posterior; así, leyendo determinados cuentos de este volumen, se entiende mucho mejor de dónde viene y cómo funciona Borges. La exquisita selección de Somerset Maugham, que tuvo trato de aprendiz con el maestro Kipling, hace justicia a su talento: contiene una muestra de lo más granado de sus cuentos, entresacados con tino de tan amplia producción. Entre ellos se encuentra «El mejor relato del mundo», cuento de calidad imposible que da nombre a este volumen, y bastantes más que rayan a una altura equiparable, sin contar otros que se hallan incluso por encima. Va siendo hora de desmontar los estereotipos de escritor imperialista, misógino y «disneyizado» que encorsetan a Kipling. Esta muestra es pretexto perfecto para llevar a cabo esa operación con verdadero disfrute lector.