Hay que leer Retrato del artista adolescente con ojos absolutamente inocentes, dejándonos conducir solo por las palabras mediante las cuales se crea como obra de arte. En esta dirección Retrato del artista adolescente mantiene nuestro gozo de lectores durante todo su desarrollo siendo fiel nada mas a la exigencia de ir contando, de hacerse existir siempre como una obra redonda en la que nada interrumpe el placer narrativo. El desarrollo de la acción forma sus muchos puntos, los diversos sucesos sobre los que se constituye toda la vida. Para la de James Joyce, la seguridad de su tarea en tanto creador. Retrato del artista adolescente ha trazado el minucioso, unas veces doloroso, otras alegre, destino de su creador.