Es igualmente crucial entender que las predisposiciones genéticas nunca eximen a los humanos de las normas bíblicas relativas a la conducta moral, ni de su responsabilidad ante Dios en vista de ellas. Por ello, quienes están predispuestos al alcoholismo, por ejemplo, podrían tener que imponerse severas restricciones, como la abstinencia total, que serían innecesarias para otras personas. Pero esto no significa que, para ellos, la embriaguez sea moralmente aceptable.