La manera en que se alaba la resiliencia en todas sus formas, en que se valora a los superhombres y las supermujeres que se recuperan, me parece una idealización perjudicial porque condena a una desesperación aún mayor a quienes saben que no se recuperan. Sin embargo, por mi parte, al describir consecuencias que me parecen graves e irreparables, temo ir en la dirección conformista de ese mandato social puritano y confirmar el prejuicio: un niño violado está condenado sin remedio, su vida está arruinada.