«El crimen sexual es un intento de solución defensiva frente a ansiedades de gran magnitud, ligadas a carencias fundamentales, para prevenir el riesgo de un colapso depresivo». En otras palabras, según Gaëlle Saint-Jalmes, psicóloga del centro, interesada desde siempre por la cuestión ontológica de la violencia, la violación es una «válvula psicológica». Para los agresores, se trata de protegerse, a través de la violencia, de algo aún más grave.