La religión es un modo de vida en que hay armonia interior, un sentimiento de unidad completa. Como dijimos antes, cuando usted camina por los bosques en silencio, mientras la luz del sol poniente cubre lo alto de las montañas o una hoja, se establece una completa unión entre usted y el paisaje. No existe usted en absoluto, no hay «palabra», no hay «observador» (que es la palabra y el contenido de la misma, su imagen), no existe el «observador» en absoluto, por lo tanto, no hay contradicción. Por favor, no se lance usted a algún estado emocional, especulativo. Esto implica una labor muy intensa: ver con mucha claridad cómo estamos viviendo fragmentariamente, en oposición, en antagonismo mutuo, despertando en el otro agresión, violencia, odio. En ese estado no es posible la unidad, y ésta significa amor. Así, un modo religioso de vivir es por la acción total en que no hay nada de fragmentación, la fragmentación que ocurre cuando existe el «observador», la palabra, el contenido de ésta, su imagen y toda la memoria. Mientras exista esa entidad, el «observador», tiene que haber contradicción en la acción.