Dentro la casa olía extraño, era un olor que nunca había sentido y no reconocí, en segundos me ardieron los ojos y comencé a toser. El vecino, que entró conmigo para ayudarme y avanzó más rápido, me dijo que me tapara la nariz porque podía ser amoniaco. Se asomó al cuarto de mi mamá y exclamó algo que no entendí.