«A la pálida luz de la luna, que se filtraba por entre los postigos, de pronto vi al monstruo que había creado. Mantenía levantado el cobertor y sus ojos —si ojos pueden llamarse— me miraban fijamente. Entreabrió los labios emitiendo algunos sonidos inarticulados; una mueca odiosa arrugaba sus mejillas.»
El doctor Frankenstein se ha dedicado en cuerpo y alma a estudiar la materia, fantaseando con dar vida a un ser «superior». Un oscuro día de otoño la fantasía se hace realidad y el científico se encuentra frente a su creación: una criatura grande, deforme y desgarbada que no responde para nada a su ideal. El doctor ha querido abandonarla, pero el monstruo no ha perdido su rastro…
«Me dediqué a pensar en una historia que interpelara a los misterios de nuestra naturaleza y despertara un horror estremecedor, que helara la sangre y acelerara los latidos del corazón» (Mary Shelley).