Una historia inquietante, una novela dirigida a todo el mundo, ya que refleja diversas posiciones ante la vida, el amor y la muerte.
En La función Delta, Rosa Montero juega con dos momentos de la vida de un personaje, Lucía, a la que veremos con treinta y con sesenta años, es decir, en su (tal vez ilusorio) triunfante asentamiento y su posterior declive.
¿Qué somos capaces de hacer para no quedarnos solos en la recta final de la vida?
Y es que el miedo a la muerte condiciona buena parte de nuestra existencia.
A pesar de sus estrepitosos fracasos, la protagonista buscará sin desfallecer a la persona que habrá de acompañarla hasta su último suspiro, pues la soledad le resulta más insoportable que ir de un desamor a otro. La confrontación de la entrada en la madurez con la vejez da lugar a valiosas reflexiones sobre la sexualidad, la relación con los otros y la propia identidad.