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Humberto Beck

Otra modernidad es posible

  • Sergio Castroцитирует16 часов назад
    El proyecto de la escolarización universal y obligatoria, por ejemplo, transmuta el aprendizaje en una mercancía llamada educación, y no solo inutiliza las capacidades innatas de aprender, sino que, por medio del sometimiento a procesos escalonados de formación certificada, constituye una sofisticada máquina de discriminación
  • Sergio Castroцитирует16 часов назад
    la escolarización universal y obligatoria, por ejemplo, transmuta el aprendizaje en una mercancía llamada educación, y no solo inutiliza las capacidades innatas de aprender, sino que, por medio del sometimiento a procesos escalonados de formación certificada, constituye una sofisticada máquina de discriminación
  • Sergio Castroцитирует16 часов назад
    la escolarización universal y obligatoria, por ejemplo, transmuta el aprendizaje en una mercancía llamada educación, y no solo inutiliza las capacidades innatas de aprender, sino que, por medio del sometimiento a procesos escalonados de formación certificada, constituye una sofisticada máquina de discriminación.
  • Sergio Castroцитируетвчера
    El fenómeno del “fetichismo de la mercancía” representa para Lukács un problema específico de la edad del capitalismo industrial, porque es solo en la era moderna que el intercambio de mercancías —el cual ha existido desde tiempos primitivos— resulta capacitado para ejercer una influencia sobre la “totalidad de la vida interior y exterior de la sociedad”, al punto de convertirse en una “segunda naturaleza”. Mientras que en las sociedades primitivas la aparición de la mercancía es episódica, en las sociedades capitalistas la mercantilización de los vínculos es universal. Entonces la reificación se divorcia de sus bases materiales y termina por abarcar todas las manifestaciones de la vida personal y social con el fin de acondicionarlas para “la completa autorrealización de la producción capitalista”.7 Esta tendencia encuentra su cumplimiento último en una “reificación de la conciencia”, por la cual la gente se vuelve incapaz de percibir que, detrás de las mercancías, se ocultan relaciones reales entre personas y queda convencida de que las mercancías mismas representan la verdadera existencia.
  • Sergio Castroцитируетвчера
    Como demostró Marx en El capital, el funcionamiento de las mercancías es análogo al fetichismo, porque —tal como sucede en esa categoría religiosa— en ese tipo de representación social los productos humanos “aparecen como figuras autónomas dotadas con una vida propia”.4 Para Marx, la mercancía es esa misteriosa entidad debido a la cual una relación social entre personas —el trabajo productivo— se “objetifica” y asume, como por un acto de magia, la “fantástica forma de una relación entre cosas”.
  • Sergio Castroцитирует4 дня назад
    Por esta transformación, el uso habitual de verbos para expresar acciones individuales se desliza hacia el empleo de sustantivos que denotan la capacidad de adueñarse de un producto: cada vez menos personas dicen “yo quiero aprender”, “yo quiero caminar” o “yo quiero sanar”, y cada vez más profieren enunciados como “yo quiero adquirir créditos educativos”, “yo necesito consumir servicios de transporte” o “yo requiero de cuidados médicos”.
  • Sergio Castroцитирует25 дней назад
    La herramienta contraproductiva es, por el contrario, aquella que obscurece esta diferencia y de hecho tiende a la generación de híbridos entre personas y cosas —híbridos que, como mostró el pensamiento del propio Illich tardío, culminan en la figura del cyborg y en esos cyborgs colectivos que son los sistemas—
  • Sergio Castroцитирует25 дней назад
    Como advirtió Marx en su discusión sobre el “fetichismo de la mercancía”, en las sociedades industriales prevalece una estructura —la del sistema de producción— que subordina las relaciones entre personas a las relaciones de las personas con las cosas y de las cosas entre sí. La convivencialidad se propone revertir esa situación mediante la formación de una modalidad de producción y una estructura de las herramientas en las que las relaciones entre personas recuperen la primacía, y esto sin restablecer los lazos jerárquicos de las sociedades tradicionales, sino, precisamente, desde una afirmación de la independencia personal.
  • Sergio Castroцитирует25 дней назад
    obstáculo para la convivencialidad. La experiencia de las últimas dos décadas con el internet es reveladora. Por un lado, internet y el conjunto de herramientas digitales que lo acompaña, desde el correo electrónico hasta los navegadores web, y desde la mensajería instantánea hasta las plataformas de auto-publicación, pueden representar la encarnación de una especie utopía convivencial: una red descentralizada que facilita los intercambios horizontales de manera espontánea, no programada y autónoma. Por otro, sin embargo, internet y la cultura digital en general han generado las condiciones para formas de control gubernamental y concentración corporativa sin precedentes —desde los poderes de observación y tutelaje de la National Security Agency hasta la captura del mercado y de las preferencias personales por parte de Apple, Google, Amazon o Microsoft—. Con todo y la realidad de nuevos “monopolios radicales” o de una vigilancia omnipresente, el mundo de las redes ha creado también bolsillos de intercambio cooperativo y no mercantilizado, como el sistema operativo de fuente abierta Linux o la propia Wikipedia, que probablemente se acercan a ser personificaciones de una convivencialidad digital.
  • Sergio Castroцитирует25 дней назад
    Pueden los dispositivos digitales ser auténticas herramientas convivenciales? Aunque Illich nunca llegó a escribir un libro sobre los medios electrónicos, es posible, a partir del establecimiento de analogías con sus reflexiones sobre las herramientas tradicionales, especular sobre cuáles podrían ser los contornos de una convivencialidad digital. Illich señala —en la página final de La sociedad desescolarizada—, por ejemplo, que, si bien “la electrónica moderna, las prensas offset, las computadoras, [y] los teléfonos podrían representar un equipamiento capaz de dar un sentido completamente nuevo” a las libertades personales, usándose para la creación de redes democráticas y la facilitación de encuentros igualitarios para la mayoría, estos medios se han puesto, más bien, usualmente al servicio de los “capitalistas del conocimiento” con el fin de consolidar formas verticales y centralizadas de la información.11 Algo similar había sucedido ya al lápiz y a la máquina de escribir —dos medios modernos de reproducción de textos que representaban, en principio, técnicas idóneas para una comunicación convivencial, pero que terminaron muchas veces integrados a instituciones industriales como la burocracia o la escuela—; y también a la biblioteca, que ha sido convertida, por lo general, en un apéndice del salón de clases, cuando la situación podría ser la inversa: convertir al salón de clases en un aditamento de la biblioteca.12

    Al igual que muchos medios tradicionales, los dispositivos digitales, como computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, cuentan con el potencial de emplearse como herramientas convivenciales. Un referente relevante a este respecto es Lee Felsenstein, el diseñador de la primera computadora personal, quien cita al Iván Illich de La convivencialidad como su principal fuente de inspiración. Pero, tal como muestra el caso de sus antecesores, los dispositivos digitales también pueden ponerse fácilmente al servicio de las instituciones industriales y convertirse en un obstáculo para la convivencialidad.
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